Se ha dicho durante mucho tiempo que una copita de vino al día es bueno. Que esta bebida es equiparable al ejercicio porque tiene resveratrol, un polifenol que puede provocar efectos similares en el cuerpo humano. De hecho, nunca se han dejado de difundir mitos como este. Sin embargo, lo cierto es que no existe evidencia científica que el consumo de alcohol tenga beneficios en nuestro organismo.
La única verdad avalada por la ciencia hasta día de hoy es que el alcohol es un tóxico que daña incluso a las personas más sanas. En efecto, su consumo afecta a numerosos ámbitos de nuestra vida y nos perjudica en todos sin excepción.
En la siguiente infografía tienes un resumen de los efectos del consumo de alcohol en nuestro organismo:
Hay un firme consenso científico de que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de padecer cáncer. Así, en el informe sobre carcinógenos del Programa Nacional de Toxicología del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos se confirma el consumo de bebidas alcohólicas como un carcinógeno humano.
Las pruebas indican que mientras más alcohol beba una persona, mayor riesgo de presentar un cáncer tiene.
Otro mito que se ha difundido es que «una copita te ayuda a dormir mejor». La única realidad es que cualquier dosis de alcohol empeora la calidad del sueño.
Poco alcohol (1 bebida aprox.), reduce la calidad del sueño hasta en un 9,3%. Más alcohol (2 bebidas aprox.), la disminuye hasta en un 24%. Y más de 2 bebidas alcohólicas, la perjudica hasta en un 39,2%.
A pesar de que puede provocar la falsa percepción que te ayude a caer dormido o conciliar el sueño, es un hecho empírico.
Las investigaciones indican que ingerir el tóxico puede provocar ciertos desarreglos dentro del organismo que condicionen la recuperación deportiva. Condiciona la reparación del daño causado durante el ejercicio y la adaptación. Eso se debe a que reduce la síntesis de proteínas musculares tras el entrenamiento.
Además, disminuye la testosterona y los aminoácidos plasmáticos. La fosforilación de mTOR se ve menguada un 24-38%.
Finalmente, la función cognitiva también se ve perjudicada durante la recuperación. Un hecho diferencial en los deportes de decisión.
Los estudios científicos también avalan que una bebida alcohólica 30 minutos antes de comer podría incrementar la ingesta hasta en un 30%. En efecto, beber estimula el apetito, retrasa la saciedad y puede empujarnos a tomar peores decisiones.
El alcohol es responsable anualmente de más del doble de muertes que las causadas por COVID-19. De esta manera, la única verdad es que beber está tan normalizado que dificulta la aceptación de la realidad: que es un problema de salud pública que causa millones de muertes al año.
De hecho, su consumo es algo tan aceptado que el alcohol continúa ligado al mundo del deporte (patrocinando ligas deportivas, en anuncios, etc). Algo que debió haber cambiado hace décadas.
Así, cualquier mínimo beneficio que pueda aportar es superado con creces por sus inconvenientes. Debemos entender que la información que nos brinda la ciencia nos sirve para poder decidir por voluntad propia. Se trata de aceptar los hechos y que cada uno actúe en consecuencia según su criterio.
Cero alcohol es la dosis recomendada. No «reducir o limitar la dosis». Es un hecho objetivo. Sabiendo esto, tú eres libre de hacer lo que quieras.
¡Espero que te haya sido de ayuda este post! Te animo a consultar los de mis compañeros del máster #mcc29 #mccupf en este blog.