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¿Sueñan los pulpos con almejas eléctricas?

Nos sumergimos bajo las olas de un mar furioso, tras la superficie, la aparente calma se ve interrumpida por la aparición de una enorme figura que fija sus grandes ojos en nosotros, es uno de los mayores depredadores del océano, pero su reinado está a punto de acabar.

Lo que no imagina esta criatura, es que la esperanza, se esconde entre las rocas; un pariente cercano suyo, acaba de realizar un cambio evolutivo que lo convertirá en el invertebrado más complejo e inteligente de todos los tiempos. Estas aguas son de hace 100 millones de años y estamos presenciando el nacimiento de un ser fascinante, el pulpo.

Ojo de un pulpo en el acuario de Barcelona, Sylke Rorhlach, 2013

Las criaturas de los mares del Ordovícico, estaban aterradas por la presencia de animales como el Orthoceras, el gran cefalópodo que nos encontramos antes bajo las olas. Medía cinco metros y medio y era el mayor depredador de aquella época. Su reinado duró varios cientos de millones de años, pero todo tiene su fin, hasta los monstruos; y concretamente, en el Mesozoico, una época que probablemente nos suene más por su sobrenombre “la era de los dinosaurios”

Justo por esta época, una rama de la familia realizó, un cambio evolutivo que marcaría su futuro, abandonando totalmente la seguridad de sus conchas. Los pulpos son los descendientes de estos pioneros y están considerados por muchos como una de las criaturas más intrigantes y complejas del mar; como dijo el filósofo Peter Godfrey-Smith en su libro “Otras mentes” del que hablaremos más adelante:

“Los pulpos son lo más parecido a una inteligencia extraterrestre que podemos encontrar en la Tierra”

Peter Godfrey-Smith

El porqué, os lo cuento a continuación.

Ilustración de un pulpo de la German Deep Sea Expedition (1898–1899) por Carl Chun.
Ilustración de un pulpo de la German Deep Sea Expedition (1898–1899) por Carl Chun.

Cabezas con pies

La primera peculiaridad de estos animales es su forma. Una curiosa morfología que muy bien nos resume el nombre de su familia “Cefalópodos” del latín “Cefa” cabeza y “Podos” pies, básicamente, una cabeza con pies. Ocho, concretamente, de hecho; su otro sobrenombre es “octópodos” estos pies, se llaman tentáculos, y están dotados de unas ventosas que les otorga una destreza, fuerza y sensibilidad increíbles. En la naturaleza, los usan para realizar tareas complejas como abrir almejas y en lo “artificial” para superar pruebas científicas como abrir tarros (o peceras).

Además carecen de esqueleto, su cuerpo es totalmente blando, por lo que pueden adaptar su morfología comprimiéndose para esconderse en lugares que parecen imposibles, sino mirad la habilidad de este pulpo de un acuario de Japón.

La versatilidad del pulpo
La versátil morfología del pulpo, ilustración propia.

Corazones de sangre azul

Su sangre, en vez de roja, es azul; porque para transportar oxígeno no utilizan la hemoglobina, compuesto de hierro, sino la hemocianina, que tiene cobre; un compuesto más eficaz para transportar oxígeno cuando la temperatura del agua es muy baja. Además, poseen tres corazones; dos de ellos «branquiales», bombean la sangre pobre en oxígeno desde el cuerpo hasta las branquias, donde se oxigena. El tercero «sistémico», bombea la sangre ya oxigenada al resto del cuerpo.

Diagrama personal

Maestros del color

Una de las habilidades más conocidas del pulpo es su capacidad para mimetizarse con el entorno. Tienen la capacidad de cambiar de color y de textura para adaptarse al medio, evitando así el ataque de depredadores. Para ello, se valen de unos pigmentos en su piel llamados cromatóforos , los expanden o contraen a voluntad para cambiar de color con unos patrones y una rapidez increíbles. Hoy sabemos que estos cambios de color son mucho más que camuflaje. Los pulpos, junto a sus primas las sepias, las grandes olvidadas pero igual de interesantes; usan estos cambios cromáticos para comunicarse entre sí, para mostrar “estados de ánimo”, para defenderse…

El estudio “Elucidating the control and development of skin patterning in cuttlefish”, publicado en Nature y dirigido por Gilles Laurent, director del Instituto Max Planck para Investigación del Cerebro; ha realizado el seguimiento de los estados de expansión de estos cromatóforos. Tras varios experimentos, los investigadores informaron que en base a cada tipo de estímulo, el animal generaba los mismos patrones de coloración, por lo que podríamos decir que:

“Los científicos pueden leer los pensamientos de las sepias a través de su piel”

Misma sepia, diferentes coloraciones, por Klaus Stiefel a través de Flickr.

Tentáculos que piensan, cerebros que sueñan

El cerebro del pulpo es uno de los más desarrollados entre los invertebrados. Tienen una gran capacidad para resolver problemas y son capaces de aprender y recordar a largo plazo. No tienen un sistema nervioso centralizado, lo que significa que sus neuronas no se encuentran en una región concreta del cuerpo como en nuestro caso, sino que dos terceras partes, se encuentran repartidas por sus brazos. De ahí la impresión de que cada uno de estos tentáculos toma decisiones propias, ya que, literalmente, es así. No hay diferencia entre cerebro y cuerpo, por que todo él es “un cerebro” 

Los investigadores de la Universidad Rockefeller, un día vieron que uno de sus pulpos del laboratorio, comenzó a tener comportamientos extraños, contracciones, cambios de color repentinos, acciones asociadas a la respuesta ante una amenaza, pero estaba dormido, ¿Es posible que estuviera teniendo pesadillas? ¿Estaba experimentando algo parecido a nuestra fase REM del ciclo del sueño?

Los coloridos sueños de este pulpo en el programa Nature PBS

El vídeo se viralizó y nos dejó la siguiente incógnita, si los pulpos sueñan, probablemente tengan una consciencia de sí mismos mucho más avanzada de lo que se esperaba. 


En el libro “Other Minds: The Octopus, the Sea, and the Deep Origins of Consciousness” El filósofo Peter Godfrey-Smith analiza los orígenes de nuestra propia consciencia a través de estas extrañas mentes. Y es que, a pesar de tener un antepasado común con los pulpos que se remonta 500 millones de años atrás, cada vez descubrimos mas similitudes inquietantes entre estos animales que parecen venidos de otro planeta y la mente humana.

Ilustración propia

Si quieres saber más:

Sobre la inteligencia de los pulpos y sus peculiaridades

Sobre Peter Godfrey-Smith, autor de «Otras Mentes»

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