La forma en la que se producen y consumen alimentos afecta el hoy y el mañana del planeta. Y solo apropiando prácticas de producción y consumo responsable se generarán sistemas agroalimentarios sostenibles.
Por ahora, el desperdicio de alimentos, la doble carga nutricional (desnutrición y obesidad coexistiendo), el deterioro de los recursos y ciertos patrones alimentarios, disminuyen el suministro de alimentos:
¿Pérdidas y desperdicios de alimentos, son lo mismo?
1,3 billones de toneladas de alimentos (un tercio de la producción mundial) se pierden o se desperdician anualmente. Y, hoy, 900 millones de personas sufren hambre. Pero esta realidad no solo reduce la seguridad alimentaria a nivel global. Además, genera desechos y pérdida de los recursos destinados a su producción: suelo, agua, energía, insumos y mano de obra.
Pérdidas y desperdicios se definen como “la reducción de la cantidad o calidad de los alimentos a lo largo de la cadena de suministro”. Pero se diferencian según el punto de la cadena donde se generan: Las pérdidas ocurren desde la producción agropecuaria (26%) hasta el procesamiento industrial, y los desperdicios durante la distribución y el consumo (34%).
En cifras, del total de alimentos desaprovechados, el 54 % corresponde a pérdidas y el 46 % a desperdicios. Y los grupos de alimentos que más se pierden o desperdician en el mundo son frutas y verduras (45%), y raíces y tubérculos (45%).
Las causas del descarte de alimentos dependen del tipo de alimento y las condiciones de producción. Incluyen razones climáticas, logísticas y tecnológicas, económicas y comerciales, así como prácticas de consumo humano. Así se resume en este video:
Producción y consumo responsable de alimentos
La Producción y consumo responsable es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y busca mejorar las condiciones de vida para productores y consumidores, minimizando el uso de recursos naturales.
La salud, la conciencia ambiental -e incluso los influencers!-, han motivado cambios en las preferencias de compra y consumo de alimentos a nivel mundial. Elegir alimentos frescos o mínimamente procesados, de producción local y de origen vegetal, son algunas de estas preferencias.
Un metanálisis publicado en 2019 concluyó que la producción de alimentos aporta la cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, invita a consumir menos alimentos de origen animal para reducir la huella de carbono. Pero, además de su origen, toda la cadena de valor que recorren los diferentes alimentos hasta llegar a la mesa, cuenta.
Interesados en estimar el impacto ambiental de lo que comen? Pues esta calculadora desarrollada por la BBC será útil. Acá va el caso del chocolate amargo:
Protagonistas del consumo responsable
Los consumidores tienen un papel activo en la transición hacia las economías circulares. Para lograrlo, se requiere mejorar los hábitos de compra y consumo de alimentos. Estos son algunos consejos para reducir desperdicio de alimentos en casa:
- Optar por porciones más pequeñas: tanto en casa como en el restaurante, se pueden reducir o compartir.
- Conservar las preparaciones que no se consumen inmediatamente: siguiendo buenas prácticas de manipulación, pueden aprovecharse en otra comida o preparación.
- Comprar sólo lo necesario: una lista de compras ayuda a controlar la cantidad y calidad de alimentos que se pueden y deben consumir.
- Comprar frutas y verduras «imperfectas»: Aunque no tengan la textura, tamaño y color “perfectos”, son seguros y nutritivos!
Esta historia cuenta por qué consumir frutas y verduras de aspecto diferente es bueno para el medio ambiente!
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible incluye la meta mundial de reducir a la mitad el desperdicio per capita y las pérdidas en las cadenas de producción y suministro.
Una población mundial creciendo aceleradamente, demanda alinear prácticas de producción y hábitos de consumo que fomentan dietas y sistemas alimentarios verdaderamente sostenibles. Todos somos parte del problema y todos debemos ser parte de la solución!