La inteligencia artificial es una herramienta que ha revolucionado todos los campos en los que ha encontrado aplicación. Sin embargo, al evaluar su impacto en el campo psicosocial los resultados no son concluyentes ni mucho menos alentadores. A continuación analizaremos la naturaleza de la inteligencia artificial, su aplicación en el desarrollo de máquinas inteligentes y su impacto en las relaciones interpersonales y la salud mental y emocional.
«El amor según Bender«, así titula un corto que se hizo viral en TikTok, donde el famoso robot de la serie Futurama define qué es el amor. Científicos sociales de todas las áreas han dedicado sus vidas a estudiar la naturaleza de las emociones y los sentimientos, pero aún no existe un consenso al respecto.
¿Acaso Bender se habrá valido de su inteligencia artificial para llegar a esta definición en tiempo récord? ¿Cómo definiría Bender otras emociones como la tristeza, la rabia, el aburrimiento? ¿Es Bender realmente capaz de sentir emociones? Y, en última instancia ¿cómo sería el mundo si se rigiera por la definición de Bender del amor?
¿Pueden las máquinas pensar?
Alan Turing planteó este interrogante en su ensayo «Maquinaria computacional e inteligencia» y abrió la puerta al desarrollo de máquinas inteligentes, predecesoras de la inteligencia artificial como la conocemos hoy en día.
Para determinar si una máquina es inteligente, Turing desarrolló un juego de preguntas y respuestas en el que participan un interrogador (humano), un entrevistado (humano) y una máquina (test de Turing).
Según su tesis, si el interrogador no lograba identificar quién era el entrevistado y quién era la máquina, esta podría considerarse una máquina inteligente.
Si bien el test de Turing en su momento revolucionó la manera como se evaluaban las capacidades técnicas y tecnológicas de las máquinas, sus detractores destacan falencias en el diseño del cuestionario, sesgos de género y limitaciones en su alcance.
¿Pueden las máquinas
desarrollar sentimientos y emociones?
Sería errado concluir que si las máquinas tienen la capacidad de pensar, tienen también la capacidad de sentir, ya que estas dos capacidades tienen orígenes diferentes, que incluso hoy en día son tema de debate.
En su libro «En busca de Spinoza» Antonio Damasio hace un extenso análisis sobre las emociones y los sentimientos desde su perspectiva «como neurólogo, neurocientífico y usuario regular.»
«Las emociones son acciones o movimientos, muchos de ellos públicos, visibles para los demás, pues se producen en la cara, en la voz, en conductas específicas»[…]
«Los sentimientos, en cambio, siempre están escondidos, como ocurre necesariamente con todas las imágenes mentales, invisibles a todos los que no sean su legítimo dueño, pues son la propiedad más privada del organismo en cuyo cerebro tienen lugar».
Antonio Damasio.
A través de imágenes del cerebro humano obtenidas mediante tomografía de emisión de positrones (TEP), Damasio logró identificar qué regiones del cerebro se activan cuando una persona experimenta diferentes emociones.
También destaca que nuestras emociones y sentimientos están condicionados por factores externos, como la religión, la cultura, la condición socioeconómica, educación, entre otros.
Si aceptamos la tesis de Damasio de que las emociones y sentimientos tienen un origen neurobiológico y están condicionados por factores externos, podemos concluir que las máquinas carecen de las herramientas y recursos necesarios para desarrollar emociones y sentimientos.
La inteligencia artificial según…
Es la tecnología que permite que computadoras y máquinas emulen los procesos de aprendizaje, comprensión, resolución de problemas, toma de decisiones, creatividad y autonomía humanos«.
IBM
Es un conjunto de tecnologías que permiten que las computadoras realicen una variedad de funciones avanzadas, incluida la capacidad de ver, comprender y traducir lenguaje hablado y escrito, analizar datos, hacer recomendaciones y mucho más.
Google
La inteligencia artificial (IA) es el campo de la ciencia de computación dedicado a la resolución de problemas cognitivos asociados comúnmente a la inteligencia humana, como el aprendizaje, la creación y el reconocimiento de imágenes.
Amazon
La IA y las relaciones humano-máquina
Quizá el término relación humano-máquina nos haga pensar en Raj y Siri (The Big Bang Theory) o Fry y Bender (Futurama). En realidad abarca desde interacciones simples, como digitar números en una calculadora hasta interacciones complejas, como controlar un robot mientras explora el suelo de Marte.
Si bien las relaciones humano-máquina mediadas por la atracción emocional y sexual (objetofilia) existían hace décadas, gracias a «su capacidad de identificar estados emocionales a partir de diferentes aspectos como patrones de escritura, tono del discurso, expresiones faciales y movimientos corporales» la inteligencia artificial ha abierto un universo de posibilidades en este campo.
Los asistentes virtuales, como Alexa, Siri, Cortana, que realizan tareas cotidianas como reproducir música y videos, y plataformas de chatbots, como Replika.ai, Chai.ai, y Character.ai, que buscan emular interacciones sociales y generar lazos emocionales con sus usuarios, tienen en común que utilizan inteligencia artificial, específicamente modelos de aprendizaje profundo, para aprender a relacionarse mejor con los seres humanos.
El impacto de la inteligencia artificial en las relaciones interpersonales
Aunque la inteligencia artificial ha facilitado y potenciado importantes avances en múltiples campos científicos, sus beneficios en el campo psicosocial son cuestionables.
Casos como el del joven estadounidense que cometió suicidio presuntamente alentado por un personaje virtual, o el de la joven española que afirma haber sido amenazada de muerte por otro personaje virtual plantean serias dudas sobre la relación costo-beneficio de incluir estas tecnologías en nuestras relaciones interpersonales.
Un artículo de Bitbrain señala que uno de los objetivos de la inteligencia artificial es simplificar nuestra vida asumiendo tareas cotidianas para que pudiéramos dedicar más tiempo a vivir.
Sin embargo, al buscar simplificar también nuestras relaciones interpersonales hemos caído en un limbo en el que cada vez somos menos tolerantes, empáticos, sociales, lo que resulta en aislamiento.
Un periodista indagó a «Sócrates», personaje creado con IA, sobre el tema, a lo que él respondió:
«Algunas personas pueden sentirse cómodas y acompañadas en ausencia de interacciones y relaciones humanas reales. […] Pueden sentir que su chatbot les concede una percepción positiva incondicional que no encuentran en otras personas. […]
Anónimo
Aunque las relaciones interpersonales son intrínsecamente complejas (los humanos somos seres multidimensionales y, por ende, complejos) no debemos rehuirlas o evadirlas.
Por el contrario, la evidencia científica indica que las relaciones interpersonales tienen un impacto significativo y beneficioso en nuestra salud mental y emocional.
Tal vez sea el momento de reconciliarnos con nuestra inteligencia humana y emocional, reencontrarnos con nuestros pares humanos, asumir los desafíos de las relaciones interpersonales sin temor, y dejar que la inteligencia artificial cumpla con su objetivo de facilitarnos la vida, sin tomar nuestro lugar.