Los biorresiduos componen entre el 40 y 50% de toda la basura que tiramos. No obstante, solo el 20% se separa en el contenedor adecuado. Aumentar su separación es un objetivo medioambiental.
Desde enero de 2024 la separación de la basura orgánica es obligatoria en toda España. Sin embargo, según Ecologistas en Acción, el 80% sigue terminando en vertederos, donde su descomposición no controlada genera gases de efecto invernadero y fuga de nutrientes. Esto expone una barrera ciudadana en el camino hacia la economía circular, pero además, nos recuerda el gran problema de desperdicio de alimentos que se tiene en todo el mundo.
Los hogares españoles son responsables de la generación de 1.183,42 millones de kilos de desechos de comida al año, lo que lo hace el principal desecho doméstico, superando al plástico, vidrio y papel. A pesar de esto, a nivel población se habla poco sobre la correcta forma de tirarlos y, en contraste con el plástico, hay poca consciencia sobre sus efectos negativos en el medio ambiente.
Basura orgánica en vertederos, una fuente de metano
A diferencia de la basura inorgánica, la basura orgánica viene de seres vivos como plantas y animales, por lo que puede descomponerse rápidamente y regresar a la tierra. A este proceso se le llama biodegradación y lo realizan diferentes microorganismos como bacterias y hongos. Ellos terminan de “comer” lo que nosotros dejamos y liberan todos esos nutrientes a la tierra, donde pueden ser utilizados otra vez por otras plantas y animales, y eventualmente volver a llegar a nuestra comida. Sin embargo, para que esto suceda se deben cumplir las condiciones correctas. Deben estar bien ventilados, debe haber un adecuado balance de fuentes de carbono, nitrógeno y fósforo, y debe estar lo suficientemente húmedo. Si esto no se cumple cuando las bacterias descompongan los residuos producirán metano, un gas de efecto invernadero que es 28 veces más potente que el dióxido de carbono.
Esto sucede en los vertederos. En ellos los residuos orgánicos están mezclados con plásticos, metales, vidrios, textiles etc. lo que imposibilita su correcta biodegradación, creando hotspots de gases de efecto invernadero. Según las Naciones Unidas, los residuos mal gestionados son el tercer mayor emisor global de metano. Afortunadamente, con el sistema de manejo de residuos y con aumentar la separación de basura orgánica esto puede disminuir en gran escala. Adicionalmente, el metano es un gas de vida corta por lo que disminuir su constante emisión traería resultados positivos medibles a corto plazo. También de su procesamiento se pueden obtener otro beneficios, como abono y biogas.
5 consejos para separar tu basura orgánica
- Embolsa tus residuos. No tires los desechos orgánicos directamente al contenedor.
- Utiliza bolsas compostables en vez de bolsas de plástico. Para saber si una bolsa es compostable busca que tenga la certificación de OK COMPOST o el sello Seedling.
- Si quieres tirar comida empaquetada primero vacía el contenido alimenticio en la bolsa de residuos orgánicos y después tira el envase en su contenedor correspondiente. Pero no los tires juntos en el mismo.
- Los materiales de celulosa manchados con comida, como las servilletas, también pueden ir en el contenedor marrón. No pueden ser colocados si están manchados de otros materiales no orgánicos.
- Tanto las bolsas de té como los filtros de café pueden ir en el contenedor marrón. Compra bolsas de té que no tengan grapas.
Para más consejos y aclaraciones puedes ingresar a la página de preguntas frecuentes del portal web del Ayuntamiento de Madrid.
Un tema tan humano como ambiental
Actualmente en España hay 6 millones de personas con inseguridad alimentaria (un 13,3% de la población). El desecho de alimentos no solo es un problema ambiental, sino que es parte de un grave problema de desperdicio y desaprovechamiento de recursos. Según el informe 2023 de MAPA, 3 de cada 4 kg de comida desechada son alimentos sin procesar, lo que significa que fueron tirados tal como se compraron. Si dividimos la cantidad de residuos orgánicos totales entre la población total el resultado es 25 kg de comida desperdiciada por persona al año. Puede no sonar como mucho, pero considerando que una persona consume aproximadamente 1.5 kg de comida al día eso equivaldría a 16 días de comida.
Aumentar la separación de basura orgánica no solo ayudará al medio ambiente, también nos permitirá visualizar de mejor manera cuánta comida estamos desperdiciando y así tomar medidas para hacer más eficaz la compra y preparación de alimentos.
Hay que recordar que el reciclaje es obligación de los servidores públicos, pero la separación de basura es trabajo de todos los habitantes. Para disminuir el impacto medioambiental del desperdicio alimentario se necesita mayor participación ciudadana en la separación de biorresiduos.