La era de los plásticos: orígenes y efectos en el medio ambiente
La producción de plásticos se remonta a la década de 1950, cuando el plástico comenzó a ser reconocido como un material óptimo para una amplia variedad de aplicaciones debido a sus cualidades excepcionales.
Su durabilidad, ligereza, resistencia a la corrosión y bajo costo lo convirtieron en un componente clave en la industria, llegando a cada rincón de nuestra vida.
El auge del plástico
Desde el inicio de la producción masiva, se han generado millones de toneladas de plástico. Entre 2000 y 2020, se estima que se produjeron aproximadamente 9.2 mil millones de toneladas de plástico en todo el mundo. Este crecimiento exponencial, combinado con una gestión inadecuada de residuos y reciclaje, ha contribuido al problema de la crisis ambiental actual.
¿Qué son los microplásticos?
Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico, generalmente de menos de 5 milímetros.
- Microplásticos primarios: son fabricados intencionalmente en tamaño reducido.
- Microplásticos secundarios: se originan de la degradación de productos plásticos más grandes.
Microplásticos / Sören Funk
Se estima que, en 2010, alrededor de 9 millones de toneladas de plástico llegaron a los océanos debido a una gestión inadecuada de residuos, junto con hasta 0.5 millones de toneladas de microplásticos. Sin embargo, la cantidad de plásticos efectivamente detectada en los océanos representa menos del 1%. Se calcula que, al menos, 150 millones de toneladas han sido liberadas en los océanos a lo largo de los años.
En la última década, los microplásticos se han convertido en uno de los contaminantes más preocupantes de nuestros océanos. Estos diminutos fragmentos de plástico, están presentes en todos los ecosistemas marinos y representan una grave amenaza para la vida marina.
Efectos en la vida marina
Los plásticos tienden a acumularse en las zonas de corrientes y crean refugios que pueden resultar atractivos para distintos organismos. Además, algunos animales pueden sentirse impulsados a ingerir plásticos. Los compuestos químicos «apetitosos» que estos liberan en el agua, como oligómeros y monómeros, contienen micronutrientes o simulan sustancias orgánicas.
Amenazas para los cetáceos
Para los cetáceos, comúnmente conocidos como ballenas, delfines y marsopas, presentan una amenaza significativa, principalmente a través del enredamiento y/o la ingestión, que a veces ocurre en grandes cantidades.
Incluso un estudio reciente realizado en Luisiana y Florida evidencia la presencia de microplásticos inhalados en delfines mulares (Tursiops truncatus). Sin embargo, aún se desconocen los efectos adversos que esta exposición podría tener en su salud.
Consecuencias de la ingesta
La ingestión de estos plásticos puede resultar en problemas severos como bloqueos intestinales y malnutrición. En contraste, es poco probable que los microplásticos causen daños graves o la muerte de estos animales debido a su pequeño tamaño en relación con los cetáceos.
Sin embargo, los microplásticos pueden estar relacionados con otros riesgos, ya que pueden contener y absorber cientos de sustancias químicas. Actúan como vectores de contaminantes y toxinas, lo cual, junto con los procesos de biomagnificación y bioacumulación, los convierte en una potencial amenaza para el bienestar de estos animales acuáticos.
Estos componentes presentes en los microplásticos, pueden provocar deficiencia inmunitaria aumentando su vulnerabilidad a infecciones, dañar órganos vitales como el hígado y los riñones, provocando estrés oxidativo, inflamación y disfunciones. La exposición crónica a estos químicos también está asociada al desarrollo de cáncer y problemas reproductivos como infertilidad y anomalías en el desarrollo fetal. Esto disminuye la resiliencia de los cetáceos y representa una amenaza crítica para su adaptación y supervivencia a largo plazo.
Dentro de los cetáceos, las ballenas (cetáceos con barbas o misticetos), están particularmente expuestas debido a la gran cantidad de ingesta de alimento. Su método de filtración de agua aumenta las probabilidades de consumir plásticos en áreas más contaminadas, como algunas zonas costeras de Asia y el mar Mediterráneo.
¿Qué podemos hacer nosotros?
Proteger los ecosistemas marinos es vital no solo para la biodiversidad, sino también para garantizar un entorno saludable para las generaciones presentes y futuras. La creciente conciencia sobre esta conexión debería impulsarnos a adoptar políticas y prácticas más sostenibles y a participar activamente en la conservación de nuestros océanos.
Una de las acciones más efectivas que podemos emprender es evitar los productos de un solo uso optando por alternativas más sostenibles. Cambiar a materiales reutilizables o biodegradables en nuestra vida cotidiana es un paso crucial para disminuir la cantidad de plástico que termina en nuestros océanos y suelos.
Déjame en comentarios si se te ocurren más acciones
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Foto: Naja Bertolt Jensen