Todo comenzó en agosto de 2012 con la llegada del rover Curiosity de la NASA a Marte. A bordo de este robot con ruedas (que los estadounidenses denominan genéricamente rover) se encontraba el instrumento REMS (Rover Environmental Monitoring Station, estación de monitoreo ambiental del rover), una estación medioambiental desarrollada en España y liderada por el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA). Con un peso de solo 1,2 kg, REMS consta de sensores para medir la velocidad y dirección del viento, la temperatura del aire y del suelo, la presión atmosférica, la humedad relativa y la intensidad de la radiación ultravioleta procedente del Sol.
Se trataba del primer instrumento científico español enviado a otro planeta y sirvió para demostrar que la ciencia y la tecnología españolas estaban a la altura de las elevadas exigencias de las agencias espaciales, en este caso la norteamericana NASA. Con esta primera estación medioambiental, que todavía sigue funcionando de manera rutinaria, se ha podido recopilar el mayor archivo de datos medioambientales jamás obtenidos hasta el momento en Marte. Estos datos están sirviendo a los científicos para refinar los modelos atmosféricos del planeta rojo, de gran importancia para conocer el estado actual de la atmósfera marciana, y también importantes para estudiar la evolución de la atmósfera a lo largo del tiempo.
El siguiente miembro de este selecto grupo de la red planetaria llegó a Marte en noviembre de 2018 a bordo de la misión InSight de la NASA. Mientras que Curiosity es un rover con ruedas que se desplaza por el interior del cráter Gale, InSight es una plataforma fija con tres robustas patas que se apoyan firmemente sobre el suelo marciano en la llanura de Elysium Planitia. Dotada con un brazo robótico articulado, esta misión fue la primera en depositar dos instrumentos directamente en la superficie de Marte: un sismómetro y un penetrador. Además, cuenta con el instrumento TWINS, la segunda estación medioambiental española en Marte. Liderada de nuevo por el CAB, TWINS (Temperature and Wind sensors for InSight, sensores de temperatura y viento para la misión InSight) es más simple y reducida que REMS, pues solo cuenta con sensores de velocidad y dirección del viento y de temperatura del aire. A pesar de ello, sus datos están siendo cruciales para discriminar falsas señales que el sismómetro a bordo podría interpretar como terremotos (martemotos) y que son realmente perturbaciones debidas a fuertes vientos
Con la experiencia acumulada con REMS y TWINS, el CAB consiguió que la NASA eligiera el instrumento MEDA (Mars Environmental Dynamics Analyzer, analizador de la dinámica medioambiental de Marte) como la estación medioambiental que iría a bordo de la más ambiciosa misión que los estadounidenses han enviado rumbo al planeta rojo: Mars 2020. La misión Mars 2020 pertenece al exitoso Programa de Exploración de Marte de la NASA y constituye un salto de gigante en la exploración marciana. Se trata de la primera misión cuyo principal objetivo es la detección de signos de vida pasada en el planeta rojo. Mars 2020 consiste en el rover más grande y avanzado construido hasta ahora, el Perseverance.
Uno de los siete instrumentos a bordo de Perseverance es MEDA. Al igual que las estaciones españolas medioambientales precedentes, se encargará de monitorizar la atmósfera marciana, aunque en realidad es un instrumento prácticamente nuevo, con importantes mejoras respecto a sus predecesoras. Con unos 5,5 kg de peso total, MEDA consta de un conjunto de sensores que medirán la dirección y velocidad del viento, la temperatura del aire y del suelo, la presión atmosférica, la humedad relativa, la radiación solar incidente en los rangos ultravioleta, infrarrojo y visible del espectro, las propiedades del polvo en suspensión y, para terminar, cuenta con una cámara que permitirá obtener imágenes del cielo marciano, incluidas las nubes.
El objetivo principal de MEDA es caracterizar la atmósfera marciana en el lugar de aterrizaje, el cráter Jezero. Con sus datos se mejorarán y refinarán los modelos atmosféricos marcianos actuales, lo que permitirá hacer predicciones sobre el clima y servirá para determinar los mejores lugares para preparar la llegada de futuras misiones tripuladas. Su sensor de polvo permitirá, por vez primera, estudiar en profundidad el papel que juega el polvo marciano en los procesos químicos que tienen lugar tanto en la superficie como en la atmósfera, y que influyen en la temperatura y el clima. También servirán para estudiar la radiación procedente del Sol y del espacio, ya que se sabe que puede alterar los rastros de vida pasada que pudieran hallarse en las rocas de Marte. Por último, los datos permitirán estudiar el intercambio de vapor de agua que se produce entre el suelo y la atmósfera de Marte.
Con la llegada exitosa a Marte y su puesta en marcha, MEDA se ha convertido en la tercera estación medioambiental que el CAB tiene funcionando en el planeta rojo. Las tres estaciones operativas constituyen un hito histórico, una “red meteorológica” en otro planeta. Definitivamente, el tiempo en Marte tiene acento español.