A pocos lectores les resultará desconocida la oración que lleva por título este artículo. Si bien Antoine de Saint-Exupéry se refería al mundo abstracto de las emociones, esta frase sobre la importancia de lo invisible también cobra sentido en un contexto medioambiental.
Adentrarse en la transparencia esencial del mar o en la de la infinitud de seres que habitan nuestro planeta es un viaje tan necesario como lo es denunciar la contaminación por materiales plásticos transparentes, en apariencia inocuos, que proliferan en nuestras costas.
Es momento de generar conciencia sobre la riqueza en biodiversidad que está en juego: nuestro más valioso patrimonio.
Es momento de hacer visible la importancia de lo invisible.
El color en la naturaleza
Los seres vivos nos comportamos ante la luz igual que cualquier otro objeto: absorbemos parte del espectro visible y reflejamos el resto.
Isaac Newton, gracias a un ingenioso experimento, pudo comprobar que en realidad la luz visible o luz blanca, está compuesta por una combinación de luces de los siete colores distintos del arcoíris: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta.
El color no es, por tanto, más que la parte del espectro de luz visible reflejada por el ser vivo u objeto en cuestión. Pero además, en los animales, el color de la piel, las escamas o el pelaje se debe a células cargadas de pigmentos llamados cromatóforos.
El color funciona como un código de entendimiento universal y juega un papel muy importante en las dinámica y rol de cada especie en su ecosistema. A veces cambiante, el color puede indicar estado de ánimo, superioridad genética, toxicidad o también un determinado estado (flor preparada para ser polinizada).
La importancia de lo invisible
Sin embargo, toda la belleza que alberga nuestro planeta, la Tierra, no tendría ninguna opción de desarrollarse sin el elemento que en esencia hace posible la vida en ella, el agua. Curiosamente, su transparencia posibilita que podamos ver el mundo a todo color.
La aparente abundancia ilimitada de agua de las grandes masas oceánicas nos hace percibir el mar con coloración azulada. Sin embargo, nuestra experiencia nos informa de que es incolora. De nuevo existe una explicación a este espejismo y es que grandes masas de agua conteniendo partículas de sales y otros elementos también absorben radiaciones amarillas, violetas y rojas y reflejan las verdes y azules que percibimos.
“Para mí el mar es escuela, es memoria, es historia.
Y es mi casa”
ARTURO PÉREZ REVERTE
Otras transparencias del océano
¿Cómo poder camuflarse de los depredadores cuando vives en una inmensa masa de agua que te deja completamente al descubierto? A este desafío tuvieron que hacer frente miles de especies marinas antes de conquistar el medio oceánico. El resultado fue desarrollar la forma mediante la que poder ocultarse allí donde no hubiera escondite posible: la transparencia.
Ejemplo de ello son las medusas, un grupo de animales que podrían considerarse fósiles vivientes. La comunidad científica ha demostrado hoy en día que son uno de los organismos más primitivos del planeta, con registros que datan de la era Primaria, hace más de 600 millones de años. Su composición es básicamente agua de mar (90%) y carecen de sangre, corazón o sistema nervioso, lo que favorece todavía más su transparencia y anonimato.
Invisibles en la selva
La transparencia no sólo es una adaptación de animales que viven en el océano. En las selvas de Sudamérica encontramos a dos extraordinarios animales que usan la transparencia para hacerse invisibles.
La mariposa alas de cristal (Greta oto) ha perdido las escamas que normalmente recubren las alas de las mariposas y les dan color. Además, estas no presentan iridiscencia, cualidad que en muchas otras provoca que se perciban como multicolores y con tonos cambiantes según el ángulo desde el que se observa.
Por otro lado, la llamada rana de cristal tiene el vientre transparente, permitiendo ver el interior de su cuerpo, sus órganos y sus huesos. Un dato curioso, como explica el investigador Sonke Johnsen, es que al dormir esta se vuelve entre un 34% y un 61% más transparente:
«El resultado principal es que cuando las ranas de cristal quieren ser transparentes, lo que suele ocurrir cuando están en reposo y son vulnerables a la depredación, filtran casi todos los glóbulos rojos de su sangre y los esconden en un hígado recubierto de espejo, evitando de algún modo crear un enorme coágulo de sangre en el proceso»
SÖNKE JOHNSEN, PROFESOR DE BIOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE DUKE
Plásticos: un peligro transparente
La importancia de lo invisible se manifiesta con una cara más amable, la de la biodiversidad que acabamos de estudiar. Pero desde no hace más de un siglo se está viendo seriamente amenazada por otro agente transparente mucho más peligroso: el plástico.
En 1907, Leo Baekeland inventó la baquelita, el primer plástico termoestable, aislante y resistente al calor, a los ácidos y al agua. Apenas 20 años después, en 1930, la comunidad científica ya había sintetizado la mayoría de los plásticos de uso actual. Ahora, cien años más tarde lo que supuso un hito tecnológico se ha convertido en el comienzo de una verdadera pesadilla medioambiental.
Esto va sobre ti
Cada persona genera al día 1kg de basura aproximadamente. De ese total, 600 gramos son de envases y recipientes de plástico. Al cabo de un año estaríamos hablando de 219kg, una cantidad numérica difícil de gestionar. Por desgracia, muchos de estos plásticos llegan cada año a los ríos, lagos y océanos, convirtiendo a estos ecosistemas en víctimas de nuestra irresponsabilidad como especie.
Una vez en el mar, el plástico puede ser ingerido accidentalmente por tortugas, delfines, aves marinas provocándoles graves obstrucciones y la muerte. Además, la degradación con el tiempo de los residuos plásticos en el mar provoca su incorporación en forma de microplásticos al plancton, que es la base alimenticia de la mayoría de las cadenas tróficas.
Teniendo en cuenta que el plástico tarda siglos en desaparecer completamente, es sencillo asumir sin equivocarnos que todos nosotros hemos ido depositando en nuestros tejidos estos compuestos al alimentarnos.
¿A que no pensabas que algo transparente pudiera causar tanto daño?
Te animo a echar un vistazo con atención a la siguiente infografía:
Y ahora que ya conocemos mucho mejor a este villano invisible quizás toca tomar cartas en el asunto, como expresó así María Zambrano:
“Resbalamos por la vida en lugar de agarrar con firmeza y sensatez las riendas de nuestra responsabilidad”
MARÍA ZAMBRANO, FILÓSOFA Y ENSAYISTA ESPAÑOLA
Veamos…
¿Cómo puedes ayudar?
A continuación, algunas pequeñas acciones que pueden ayudar a reducir el impacto del uso de los plásticos:
- Utiliza bolsas de tela o malla cuando vayas al supermercado.
- Emplea botellas de cristal o metálicas rellenables, y no compres agua embotellada.
- Procura comprar pocos productos empaquetados. En su lugar, los alimentos a granel son una buena alternativa.
- Di no a los vasos, cubiertos o platos de un solo uso.
- Pásate al champú sólido y al jabón de pastilla.
- Únete a las campañas de voluntarios que limpian de plásticos zonas naturales de tu localidad. Servirás de ejemplo a tu comunidad y familiares.
Y recuerda, es nuestra responsabilidad hacer visibles los retos ecológicos que tenemos que enfrentar mientras no olvidemos la importancia de lo invisible que aguarda esperando una respuesta.
https://comunicaciencia.bsm.upf.edu/wp-admin/post.php?post=5143&action=edit
Si quieres saber más:
Así funciona la capa de invisibilidad del mundo animal
El plástico envenena y mata a la fauna de los océanos
Descubierto el misterio de las mariposas de alas transparentes
Glassfrogs conceal blood in the liver to maintain transparency