El cáncer es como un monstruo que acecha nuestra sociedad. Igual que muchas otras enfermedades, no tiene demasiadas consideraciones de género, edad, etnia o profesión. Aunque hay algunos factores de riesgo; a la hora de la verdad, si te toca, te toca. Así de injusto.
Pero después de medio siglo de gigantescos avances, somos capaces de mirar el monstruo a la cara. La investigación biomédica ha generado abundante conocimiento a nivel macro- y microscópico sobre esta enfermedad, una labor que sigue haciéndose y añadiendo capas de información.
Así, muchos científicos dedicados al estudio del cáncer prevén que la suya se va a acabar convirtiendo en una ciencia lógica, que será comprensible en términos de unos cuantos principios subyacentes. Gracias a la investigación se han descubierto diversos rasgos moleculares, bioquímicos y celulares – unas capacidades adquiridas – que comparten la mayoría y tal vez todos los tipos de cáncer humano. Conocer y comprender las señas del cáncer significa estar más cerca de saber acabar con el monstruo.