Vengo a revindicar a Pandora.
Pandora fue la primera mujer según la mitología griega y tuvo la suficiente curiosidad y valentía para abrir una caja que le regalaron. Le advirtieron que no lo hiciera, pero la tentación fue mayor. Gracias a la inmensa curiosidad que ella poseía se liberaron todos los males que la tierra aún no contemplaba.
El único que quedó al fondo de la caja fue Elpis, el espíritu de la esperanza.
Muchas veces, lo que nos es desconocido es etiquetado de malo o hasta erróneo.
Me pregunto, ¿qué pasa si, gracias a la curiosidad de Pandora, realmente fuimos beneficiados con lo desconocido?
La comunicación de la ciencia, para mí, tiende a caminar en esta fina línea entre lo que es poco conocido o público pero incomprendido. Haciendo que los que divulgamos ciencia tengamos el rol de Pandora: abrir la caja que nos nutre de curiosidad y esperanza de poder contribuir a la sociedad con información.
Tras esta reflexión los invito a dar una vuelta por los diferentes regalos que brotan de esta “malvada” caja para que la próxima vez que piensen en Pandora sea solo para agradecer a su hambrienta curiosidad.