Y cómo su ingesta parece mostrar efectos beneficiosos en la prevención y co-tratamiento de la diabetes tipo 2
¡Es la hora de comer! Te sientas en la mesa, ya sea del comedor, cafetería o restaurante. Observas los platos que vas a devorar en unos instantes. Si eres de un país bañado por el mar Mediterráneo, lo más probable es que, al menos uno de tus platos, contengan aceite de oliva.
Los beneficios del aceite de oliva
El aceite de oliva ha sido considerado cómo uno de los grandes secretos de la dieta mediterránea, por sus composición en elementos bioactivos que pueden jugar un papel esencial en nuestra salud. Sus beneficios, reconocidos por instituciones de renombre, abarcan numerosos efectos. Las virtudes destacan por su capacidad antioxidante y antiinflamatoria.
Su efecto beneficioso a nivel cardiovascular ha generado interés en su estudio. Las investigaciones han demostrado una menor incidencia de eventos cardiovasculares, cómo ataques al corazón o ictus, en aquellos que toman una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra.
Por eso se planteó la hipótesis de si sus efectos pueden ayudar en otras enfermedades crónicas, como nuestra protagonista de hoy: la diabetes tipo 2.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad que aparece cuando el organismo no es capaz de utilizar la insulina de manera eficaz. Esta estrechamente ligada a un peso corporal excesivo y a la inactividad física.
En la siguiente infografía encontramos una pequeña explicación de cómo actúa este aceite para aportar beneficios respecto la diabetes tipo 2.
Ahora ya que ya sabes un poco más sobre este alimento, puedes empezar a comer tus platos, cocinados o aliñados con aceite de oliva.
¡Buen provecho!